Necesito uno de esos abrazos que te recogen, que te aprietan
tan fuerte que te quedas sin aliento, uno de esos en los que te pierdes, de esos que
sabes que es el momento de dejarte ir porque quien te sostiene va a sujetarte
fuerte durante el momento de debilidad, que no te va a palmear la espalda
diciendo que no pasa nada, que va a estar callado digas lo que digas, hagas lo
que hagas o llores lo que llores.
Necesito un abrazo para poder tirar abajo los muros construidos
de cualquier manera sobre un terreno que no es lo suficiente firme. Lo necesito
para volver a empezar a levantar esa estructura que intento construir una y
otra vez y que no consigo que se mantenga en pie.
Necesito un abrazo que sea un punto de apoyo, pero no para
mover el mundo. Lo necesito para que mi mundo no se derrumbe.
Necesito un abrazo de alguien que no es consciente de que
está ahí, pero que está. Que me anima cuando lo veo, lo oigo o lo pienso. Que
actúa como lo hace porque no sabe hacer las cosas de otro modo. Que me pregunta
cómo estoy y escucha la respuesta. Que no juzga. Que me hace reír aunque tenga
ganas de llorar. Que hace que mi vida sea mejor.
Necesito el abrazo de una persona a la que me da miedo
perder si intento aproximarme más.
¿Sabes? Ése es el abrazo que necesito y ése es el único que
no me atrevo a pedir…