domingo, 11 de mayo de 2014

Ay!!! Los principios...

Todos tenemos principios. Al menos eso creemos. Y les somos fieles, y intentamos seguirlos, y hasta nos sentimos orgullosos de ellos. Pero... (Sí, ya lo sé, siempre hay un pero).

Acabo de darme cuenta de que los principios de una persona pueden ser los finales de otra (evidentemente, la persona de los finales soy yo, claro. Si no para qué iba a estar escribiendo esto, ¿verdad?)

¿Y ahora qué? ¿A esperar que los principios no sean tan inamovibles como yo pensaba?

Pues estamos apañados. Eso me va a suponer un cambio en mi manera de ver las cosas. Generalmente, eso no representa un problema. Me gustan los cambios, incluso diría que son buenos y necesarios y que disfruto con ellos pero... (y ya van dos peros en un momento) es que últimamente estoy pasando por tantos que a lo mejor me gustaría estar una temporada quietecita y sin mucho movimiento.

¡Ay! ¡Qué no sé ni lo que quiero! No sé ni si sí ni si no.

¿A lo mejor es que necesito otro cambio?

De momento, y a la espera de decidirme, me remito a Groucho Marx que es el que más me ha gustado en su reflexión sobre los principios:

 "Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros."

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